- TEUFELSBERG -


La devastación es el resultado de escombros y ruina tras el paso de una guerra.
La segunda grande, la Mundial, dejó abatida al desamparo del caos y la destrucción a todo un país como Alemania y en especial a Berlín.
Tras el golpe de Estado comunista, la ciudad quedaría dividida en dos, 
un Este Ruso y un Oeste aliado entre Americanos, Británicos y Franceses.


Organizar y reconstruir tal desastre supuso toda una hazaña. 
La división obligó a ambos lados a reconstruir su parte.
En el Oeste, cientos de camiones transportaban los escombros 
diarios recogidos para ser transportados y amontonados 
sobre una escuela técnico-militar nazi inacabada a las afueras. 

Fue tanta la acumulación, que se creó la colina más alta y artificial de la ciudad,
 denominándola Teufelsberg, que traducido significa "La Montaña del Diablo".
Para el lado comunista del Este, realmente si fue su infierno.


La desconfianza y rivalidad entre países tras la 2ª Guerra Mundial,
propició de tal manera, un insospechado e ilimitado espionaje.
Cualquier medio era viable con tal de recepcionar escuchas,
descodificar e interceptar informaciones y datos.

Situado en Berlín Oeste, en el lado británico, esta colina fue la base en la que crear una torre espía americana para la NSA (Agencia de Seguridad Nacional). 
Dispondría de 3 cúpulas de escucha, las dos laterales eran direccionales. 
12 metros de diámetro en los que cualquier sonido en su interior 
retumbaba y se hacía eco, imposible no interceptarlo.
24 horas para 365 días al año, paranoico.

Este lugar era la gran oreja donde proyectar planes de ataque 
ante una posible guerra y averiguar las acciones de los comunistas.

T O P   S E C R E T.


La historia es tan compleja y acontenció tanto en la llamada Guerra Fría,

que la caída del muro en el '89 suponía el después para una futura esperanza.
Años tensos de potencias enfrentadas ante un mundo que focalizó
su existencia y razón de ser en comunistas u occidentales.

Ya no habría razón de ser para tanta vigilancia, ni para esta base.
Con la unificación de Alemania y el ultimo aliento comunista, 
la torre espía quedó abandonada a su suerte y para los vándalos.
Hubieron intentos de reconvertirla en apartamentos de lujo 
o darles otros usos pero, su presente es un boom turístico de masas
que se vanagloria de hacerse una simple foto en el pasado de la historia.




HOY SU INTERIOR NO RETIENE 
NADA DE SU ACTIVIDAD PASADA.
SOLO LAS CÚPULAS Y LOS GRAFITTIS
POSEEN ALGO DE GRACIA PARA UN 
LUGAR CASI INERTE E INEXPRESIVO.

GOOD BYE LENIN!


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