- HOHENLYCHEN (I) -


Hay un rincón en este planeta con inmensos bosques que se bañan entre lagos,
un paraje inolvidable que se retiene en la memoria por su brutal naturaleza.
Una localidad de entre todas, prosperó y creció en esta pesada calma,
ocultando tal vez, una de las más crueles historias conocidas por el ser humano.

Lychen concibió inicialmente un hospital para niños tuberculosos,
pasando a manos de los nazis tras su elección posteriormente.
Clínica experimental y entre otras muchas cosas que ya veremos,
 tras la conquista rusa, fue cuartel y hospital militar comunista.

3 edificios son los principales, para una extensión enorme 
que ocupan la mayor atención y belleza de este lugar.
  Impensable imaginar lo que aquí aconteció una vez,
imperio del vacío al monumento de la sinrazón.

Bienvenidos a Hohenlychen.
Sanatorio Emperatriz Augusta Victoria, 1ª parte.


La tuberculosis o tisis, es una infección bacteriana contagiosa que 
destruye los tejidos, afectando principalmente a los pulmones 
y pudiéndose propagar a otros órganos de vital importancia. 
Su contagio se presenta por vía aérea mediante estornudos, tos o saliva.

El incremento de esta enfermedad a mediados-finales del XIX, inundó 
de hospitales las zonas altas para su cura en la primera mitad del XX.
Lychen, por su posición y fisonomía, eran excelentes por su aire puro y
 el doctor Pannwitz, el más fiel luchador contra esta enfermedad generalizada.

Este, propulsor de la construcción de estos centros para la Cruz Roja alemana,
inició en 1903 las bases de un Hohenlychen que se preparaba
para combatir la enfermedad y la vida tras su curación.


Hay infinidad de habitaciones vacías con vistas al lago o al campo.
Pasillos interminables que conducen de un ala a otra con puertas abiertas.
Niños que ya no gritan ni se les escucha jugar en el exterior.
Sonido ambiente roto por el crujido de cristales a nuestro paso.
Nosotros y el vacío, fundidos en una extraña calma serena.


Debido al éxito tan rotundo del que gozaba la localidad y el hospital,

una linea ferroviaria se construyó a principios del siglo pasado, 
apeando en sus andenes a miles de personas para disfrute 
vacacional en este declarado, "balneario climático".

La localidad atraería a ilustres personajes de la época. 

En 1911, la visita de la Emperatriz y Reina Augusta Victoria,
la ultima de la gran estirpe real del reino de Prusia,
honoraba su nombre a este maravilloso edificio.

Anhelando el pasado, siempre se dice que ese tiempo fue mejor,

por el anhelo de haberlo vivido o por ser la primera vez de algo.
Mil y una historias podrían contarse en esta maravillosa escalera, bajemos. 


 Contemplar lo bajado, resultó precioso.


1914 marcó un antes y un después en el mundo y sobretodo en Europa.
Carros de combate, ametralladoras, fusiles y gases tóxicos,
responsables todos ellos de convertir la vida en un infierno, 
transformaron a Hohenlychen en hospital militar durante la 1ª G.M.


Los gritos, sollozos, llantos y prisas por salvar vidas, 
eran el día a día de enfermeras y médicos 
que presenciaban la muerte como algo natural.
Dos pasillos unían el ala sur con la norte,
testigos mudos de la crueldad en la batalla.


1918 supuso el fin de la primera Gran Guerra.
Alemania, derrotada y agotada en todos los sentidos,
sufre una posguerra tremendamente cruel económicamente.
Carece de liderazgos ante el intento de golpes de estado
de extremas izquierdas y de extremas derechas.

Las ayudas y acuerdos internacionales les hacen remontar,
hasta que la crisis del '29 americana les deja sin subsidios.
¿Que futuro le espera a una nación sin rumbo ni destino?

¿HITLER?

Esa ya es otra historia, salgamos y disfrutemos del lugar por el momento.

No hay comentarios

Imágenes del tema: Aguru. Con la tecnología de Blogger.