- CEMENTERA X -

En una localidad X, una cementera permanece olvidada entre bosques.
Su nacimiento trajo consigo la de un pueblo y sus respectivas viviendas
junto con la ilusión de esos emigrantes en busca de una oportunidad.

Condiciones laborales que solo conocieron nuestros
abuelos y de refilón nuestros padres, trabajar de sol a sol
y a pico y pala eran la costumbre, en otros tiempos, en otras vidas.

A la sombra del esqueleto de su monstruo, el pueblo todavía sigue en pie.
Sin ser tantos como antaño, algunos de sus nietos todavía permanecen.
Entremos a la cementera, mejor con casco.

La grandeza de la batería de silos alineados a la izquierda
de la entrada, impresionan en su primera visión.
Se dejaron descubrir poco a poco de entre una carretera
engullida por arboles que no podían esconderlos por completo.
Tal magnitud presagiaban la factura de sus obras.

En 1950, la apertura de la cementera a cargo de E.N.H.E.R,
debía abastecer de material constructivo a todas las obras
hidráulicas existentes de la zona, que no eran pocas.

Cuando toda esa labor se había realizado, tan solo 23 años después,
consolidadas la producción y las vidas de sus trabajadores en el pueblo,
el cierre y compra de la cementera estaba más que anunciado.
Todo un esfuerzo pasado no garantizaba un logro futuro.

Sus oficinas y control de accesos junto con el resto de la cementera,
son hoy un fantasma esquelético gris que sigue en pie en ninguna parte.
Una visión apocalitpica para aquellos que decidieron quedarse.

Cerca de 400 personas habían censadas en 1970, hoy solo 13.
La empresa en su día facilitó destinaciones y puestos de trabajo,
ayudas, viviendas nuevas y la venta de lo construido, su pueblo.
Vendidas como 2ª residencia fue lo único que pudo salvarlas.

Hoy este es su legado.