- LA TORRE DEL CONDE -


Desde lo alto de su torre, el señor José Enrique contempla la llegada de su próxima recepción. No es un día cualquiera, subiendo la ladera a lomos de un precioso caballo, a la vista y admiración de los humildes trabajadores que trabajan en las minas a su cargo, el mismísimo rey Alfonso XIII junto con Antonio Maura, jefe de gobierno del estado español, vienen de visita. Tal encuentro viene acompañado de un título que le será concedido a posteriori por su encomiable labor y revitalización de la zona en su actividad carbonera.

Bienvenidos a la torre del señor José Enrique. 
O mejor dicho, la Torre del Conde.













Existía en la época un alto porcentaje propagandístico teniendo como fin la popularización de la monarquía en el intento de afianzar lazos de confianza para con las élites industriales catalanas, de ahí que el viaje del rey en 1908 durara 15 días y dos noches las pasara en nuestra Torre-castillo perdido entre montañas al cuidado de nuestro futuro Conde. Desde Barcelona visitaría fabricas, colonias y zonas industriales recorriendo el Llobregat mientras otorgaba condecoraciones.

Antes de que los días amanecieran, los mineros ya estaban bajo tierra sin resguardo del frío, la dureza y el inevitable peligro. La Torre, en sí misma, representaba el contraste social más brutal existente amparado y protegido de Guardias Civiles esos días donde José Enrique vivía y el rey era su gran invitado.




El viento retoza por entre las ventanas, azotándolas al chirrido de sus bisagras. 
La Torre impone incertidumbre, imaginar su interior crea una sobredosis de emociones y euforia al incontrolable impulso de adentrarse en una página de la historia. Pero me pregunto mientras admiro, ¿quién fue ese tal José Enrique?. 

Ingeniero de minas proveniente de una familia de empresarios vascos, nacido en Liverpool y con una visión industrial avanzada para la época en España, recibiría una foto de un emplazamiento con una iglesia en ruinas para ser la apuesta de su vida. Su impulso e inversión modernizó unos terrenos mineros adquiridos a una sociedad italiana para convertir todo aquello en la mina más importante catalana y parte del estado español. Tales éxitos también le llevarían a la política, siendo Presidente de la Diputació de Barcelona como miembro del Partido Conservador y Senador del Reino junto a otros cargos no menos importantes, casi nada.





Era imposible bajar la vista ante la grandeza de esa representación del cielo, imaginar el vuelo de esas golondrinas junto al movimiento de sus nubes, soñar.
Soñar, imaginar y suponer como pensamiento un momento pasado sin haberlo vivido intentando colocar cada estancia e interacción humana en su lugar. 

Entre 1901 y 1904 se construyó esta torre cuadrada simulando ser un castillo. Lamentablemente, el vacío existente da pocos indicios de que era cada estancia, cual era la habitación del Conde, donde durmió el rey o Antonio Maura.

Aunque, por casualidades de la vida, tras nuestra visita, fuimos a tomar un café y dimos con un camarero que en su día sí trabajó en las minas y sí entró a la Torre en su etapa final. Charla que se inició sin querer, hablamos de la región y la decadencia que impera laboralmente tras esa época pasada, nos contó como era en una visión global trabajar en las minas, su gente y como se vivía. Sobre la Torre nos destacó el hall, bajo el precioso techo del cielo, esa sala repleta de puertas tras subir la escalinata donde eras dirigido al escritorio de un administrativ@ y pasabas por alguna de esas puertas según criterio a cobrar o a modo de RRHH.

Tras esta lección de historia que no aparece en los libros, quiero pensar que la planta baja era la "social" y como eje central esa sala tipo comedor decorada de época con la gran chimenea al fondo, dando a supuestas habitaciones algo más engalanadas que en la parte superior por los mínimos detalles que vislumbraba.  





Subir, bajar, entretenerse en la admiración de tal lugar era y es indescriptible, tanto como seguir imaginando el uso de cada estancia y como estarían decoradas. 





Lo único cierto a lo que agarrarse era intentar comprender el porqué de este lugar, porque en esta ubicación y tal magnitud. Reconocer en el paisaje desde sus vistas, que este era el epicentro de un mundo minero inimaginable creado por este señor.

A punto de irnos y sin verla, unas escaleras semi escondidas invitaban a bajar.





Bodega, trastero, archivo, todo era posible. Mientras íbamos bajando nos encontramos con varias edificaciones destruidas hasta llegar inesperadamente a la fachada de una iglesia para entender que aquello fue una antigua hospedería.  




Sin palabras, sorprendidos por tal hallazgo, traspasar el umbral de su entrada conducía a la divinidad de culto datado en el lejano siglo XVIII. Antiguo santuario, iglesia barroca de cruz griega con una gran cúpula central para con 9 metros de altura y 15 de ancho, lo más sorprendente es que un señor llamado Baltasar ya la encontró abandonada en 1691. ¿Estaba este lugar destinado a ese fin?.








Dolido por el estado de saqueo y vandalismo en el que la encontró, este devoto hombre de fe cristiana no cejó en su empeño de restaurarla y lustrarla hasta el fin de sus días para que otros continuaran su obra y la engrandecieran más si cabe. Tanto, que se decidió derrocarla y crear una de más capacidad hasta su estado actual para acoger una afluencia cada vez mayor de creyentes cristianos.

Los años pasaron y la fe proseguía, bendecida e inaugurada el 30 de Mayo de 1790, hubo jolgorio popular. Dotada de indulgencia plenaria y remisión de pecados por todo aquel que la visitaba por parte del papa Pio VII, fue lugar de unión hasta la llegada de la maldita Guerra Civil española. 

Saqueada de nuevo, restaurada de nuevo, ya no volvió a ser la misma cayendo en un olvido tal como un día se la encontró el señor Baltasar hace más de 300 años.






Hoy, solo los pájaros y el susurro del bajar del río rompen el silencio de estas montañas cuando no aparece la modernidad y el avance que el tiempo dotó a nuestras vidas. 
Este lugar sobreviene en blanco y negro, en tiempos pasados de revolución industrial y es desgraciadamente, donde olvidado todavía pertenece. 
Solo queda admirarlo y en ocasiones, ser parte de la historia en primera persona.













 DEJANDO ATRÁS UNA ESTAMPA INCOMPARABLE YA EN LA LEJANÍA,
SUS FUERTES Y ANCHOS MUROS, POSTRADOS EN EL SALIENTE 
DE UNA GRAN LADERA, SIMULAN UN PRECIOSO CASTILLO.
SIENDO HOY, LO QUE FUE AYER, LA TORRE DE UN CONDE.


4 comentarios:

  1. Muy buen reportaje compañero y buenas fotos y bien explicada la Historia,si sus paredes pudieran hablar lo que dirian,y un cariño especial tambien le tengo a este castillo compañero,saludos.

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    1. Muchas gracias!!! Como bien sabes la historia de este lugar te atrapa y necesitas saber cada vez más cosas de el. Para nosotros tiene ese algo especial debido a que fue nuestro primer urbex y cada vez que regresas aun te enamora más. Un saludo Miner, Pablo, nos vemos y gracias por comentar

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  2. La historia es real? Si es así me ha encantado y las fotos también. La verdad hay mil reportajes de este sitio pero con el tuyo parece que he estado viendo un lugar completamente nuevo. Gracias!

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    1. La historia es totalmente real. Hubo un rey y un jefe de gobierno que vinieron expresamente a visitar a este hombre, se quedaron a dormir, visitaron la zona y yo por suerte conocí a alguien que trabajo en esas minas. Lo que si trato de imaginar, suponer o ponerme en situación de lo que ocurrió en cada lugar del cual escribo y publico para narrar toda la información que he recabado y darle mi versión de esa historia de fuentes totalmente verídicas, sino jamás lo escribiría.
      Del conde y amo de la mansión hay información, ¡¡¡hasta de la esquela de su muerte en La vanguardia!!!. Creo que hasta el menu se puede saber de ese dia sino me equivoco tambien.
      Raf616, muchas gracias por comentar e interesarte, me alegra muchisimo que te haya gustado y bienvenido. Muchisimas gracias a ti, nos vemos

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